“También hoy, como las mujeres del Evangelio, y los discípulos Pedro y Juan, hemos vuelto aquí, ante el Sepulcro vacío de Cristo, para orar, para contemplar, para reconfirmar nuestra fe”. Un año más el anuncio de la Resurrección partió de Jerusalén y se extendió por todo el mundo. La misa del Domingo de Resurrección en el Santo Sepulcro fue presidida por Mons. Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén. Junto a él, obispos, frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa, sacerdotes del Patriarcado Latino y muchos sacerdotes de las diferentes comunidades religiosas presentes en Tierra Santa. “El Evangelio proclamado hoy es un pasaje que resuena en esta basílica casi a diario. Y sabemos bien que es un Evangelio lleno de entusiasmo y de vida. Habla de la noche y la oscuridad, que sin embargo ya no asustan, porque están a punto de dar paso a la luz de la mañana que se avecina”. Es la luz de la resurrección, la luz del amor, que —continuó el patriarca— "es el único baluarte capaz de detener el poder del miedo, de la muerte y sus aguijones y de generar vida", a pesar de todas las tinieblas. “Vivimos un período marcado por la violencia y la muerte, de profunda desconfianza, visible en las diversas esferas de la vida social, política y religiosa de nuestros países. La violencia contra nuestros lugares y símbolos cristianos es sólo una de las expresiones de la violencia más extendida que caracteriza nuestro tiempo”. Pero donde el horizonte parece nublado y “todo nos hace creer que no hay futuro”, se abre paso la luz de la Pascua, como nos recuerda la Iglesia cada año: “Aquí hoy, una vez más, ante este Sepulcro vacío, renovamos nuestro deseo de apostar por el amor de Jesús, de no temer a la muerte y sus ataduras, sino de estar aquí en Tierra Santa y en el mundo, generadores de vida, de amor, perdón y esperanza". Tras la Eucaristía, se proclamó la alegría de la Pascua desde los cuatro puntos cardinales alrededor del sepulcro vacío de Cristo. Un símbolo de cómo el anuncio de la Resurrección llega a todos los rincones de la Tierra. A continuación, la Palabra de Dios fue llevada en solemne procesión alrededor del Edículo y la Piedra de la Unción. “Es por eso que todavía venimos hoy aquí al Sepulcro de Cristo. Necesitamos volver a escuchar esa Palabra que despierta en nuestros corazones aquel amor que nos engendró a la vida y a la fe”. Mons. PIERBATTISTA PIZZABALLA Patriarca latino de Jerusalén Siempre hemos tenido muchos problemas en nuestras famílias, en nuestros corazones, en nuestras relaciones. Hoy la Pascua nos dice que Dios no solo nos da la vida sino que nos da un amor que tiene la fuerza de cambiarlo todo hasta lo que parece perdido como la muerte. Felices Pascuas a todos.