Por primera vez, el yacimiento arqueológico de la Custodia de Tierra Santa en la ciudad de Magdala se convierte en lugar de celebración. En 1889 la Custodia decidió comprar aquí un terreno que podía contener los vestigios de lo que se creía que era la casa de la discípula de Jesús. El 22 de julio la comunidad franciscana de la región de Galilea celebró la fiesta de Santa María Magdalena en su ciudad natal, Magdala, en la orilla occidental del lago de Tiberíades. Memoria litúrgica que el papa Francisco, con el decreto del 3 de junio de 2016, quiso hacer más solemne elevándola al mismo nivel que las fiestas de los apóstoles. Fr. Francesco Patton, quien presidió la celebración, también recordó a Fr. Frederic Manns para describir el primer encuentro entre Jesús y María de Magdala. María nos enseña al menos tres cosas fundamentales —subrayó el custodio en su homilía: El valor de la fidelidad, el amor y el testimonio. Es ella quien acompaña a Jesús a Jerusalén, quien permanece, bajo la cruz, en el Calvario, fiel a su Maestro, fiel a su Señor. Pero sobre todo es ella —prosiguió Fr. Patton— quien primero se encuentra con el Resucitado frente al sepulcro vacío, convirtiéndose en el primer testimonio de la victoria de Jesús sobre la muerte. La celebración finalizó con una emocionante procesión de la comunidad y los fieles a lo largo de un recorrido que recorrió toda la zona de las excavaciones arqueológicas de la antigua ciudad de la “apóstola de los apóstoles”. Fr. FRANCESCO PATTON, ofm Custodio de Tierra Santa De hecho los padres de la iglesia, en latín, la llaman "apostola apostolorum" que es "la apóstola de los apóstoles" la que fue enviada a los que luego serán enviados al mundo entero. Ella es la primera en anunciar que Jesús ha resucitado. El Custodio de Tierra Santa también habló de la importancia de esta iniciativa. Fr. FRANCESCO PATTON, ofm Custodio de Tierra Santa Este día es importante para mí precisamente porque es la primera vez que este lugar se convierte en un santuario, es decir, un lugar santo. Un lugar es un sitio arqueológico si ya no nos encontramos para celebrar, para orar. Lo que hemos hecho hoy ha sido de alguna manera hacer de este lugar de encuentro con el Señor un lugar de oración y un lugar de celebración nuevamente. «Las excavaciones que se han realizado, desde la década de los 70 hasta hoy – explica Fr. Tymoteusz Marszałek, superior de la comunidad y responsable del yacimiento arqueológico de la ciudad de María Magdalena— han sacado a la luz toda la zona portuaria que convierte a Magdala en el ejemplo más completo de puerto antiguo identificado hasta la fecha a orillas del lago de Galilea, con importantes restos arqueológicos que dan testimonio de la riqueza de esta ciudad. También ha surgido un gran monasterio bizantino que se puede fechar en el siglo V, con extraordinarios mosaicos, donde probablemente residía la comunidad encargada del santuario dedicado a María Magdalena». Fr. FRANCESCO PATTON, ofm Custodio de Tierra Santa Creo que en el futuro muchos peregrinos podrán venir aquí y visitar este fragmento de la antigua ciudad de Magdala. Así que hoy podríamos decir que esto vuelve a ser no solo un yacimiento arqueológico, sino un lugar santo de oración. Espero que los que vengan aquí tengan la misma experiencia que tuvo María Magdalena cuando conoció a Jesús por primera vez.