El don de la vida eterna
2023-10-04 14:07:16
Junto a la Porciúncula de Asís se encuentra la Capilla del Tránsito, la antigua enfermería del primitivo convento, donde la tarde del 3 de octubre de 1226 San Francisco acogió cantando a la Hermana Muerte.
Cada año, el 3 de octubre, por la tarde, se celebra solemnemente en todo el mundo la Conmemoración del Tránsito del Santo.
En Jerusalén, la celebración presidida por Fr. Francesco Patton, custodio de Tierra Santa, en presencia de los frailes de la Custodia, de las comunidades religiosas presentes en Tierra Santa y de los cristianos locales, tiene lugar en el Convento de San Salvador.
En la homilía el Custodio de Tierra Santa subrayó el don de la vida eterna. Lo que buscamos, en el largo o corto transcurso de nuestra existencia, es una vida plena (es decir, feliz) y eterna. Lo que nos enseña San Francisco con su camino existencial es que nos preparemos para la vida plena y eterna a través de una serie de pasajes pascuales, que de vez en cuando nos llevan a matar (o dejar morir) una parte de nosotros para llegar a la realidad. a una forma de vida más auténtica y plena. Francisco se formó para esto toda su vida, y pudo decir a punto de morir y con una sonrisa en los labios: "Bienvenida hermana muerte, para mí será la puerta de la vida".
Durante la celebración de las Vísperas, 42 frailes estudiantes del Convento de Ein Karem y San Salvador, procedentes de todo el mundo, renovaron sus primeros votos.
Uno de los momentos más conmovedores es la narración del Tránsito de San Francisco con el Cántico de las Criaturas al final.
Las celebraciones se reanudaron a la mañana siguiente, con la solemne misa en la iglesia de San Salvador. Decorado con espléndidas flores, el altar acogió a los celebrantes y a la larga procesión de franciscanos y otros sacerdotes y religiosos que se unieron, en espíritu de comunión fraterna, a la alegría de este día.
También estuvieron presentes representantes de los consulados de Jerusalén, autoridades religiosas y representantes de las iglesias católicas de rito oriental.
Cumpliendo la tradición, que prevé que los dominicos presidan la celebración solemne con motivo de la fiesta de San Francisco y viceversa, la santa misa fue presidida por el P. Martin Staszak, prior de San Esteban, Jerusalén.
La homilía corrió a cargo del P. Anthony Giambrone, director adjunto de la Escuela Bíblica de Jerusalén, quien subrayó: "La Iglesia, por su naturaleza, en todos sus miembros debe crecer hasta llegar al hombre perfecto y a la altura de la madurez de Cristo. Vemos un reflejo de esto en el crecimiento del carisma franciscano. En la fecundidad de san Francisco vemos cómo el Espíritu mismo dio sin medida lo que le lleva al esplendor del testimonio evangélico.
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