En medio de destrucción y grandes sufrimientos, los cristianos de Alepo se reunieron el Miércoles de Ceniza, iniciando así un período de oración y penitencia. El primer viernes de Cuaresma, desplazados y refugiados acogidos en la Parroquia de San Francisco de Alepo rezaron el Vía Crucis. “Es una experiencia muy intensa y exigente pero también rica en la presencia del Señor, que actúa en todas estas personas”. Fr. Jonnhy Jallouf, fraile franciscano de la Custodia de Tierra Santa, cuenta cómo en Siria “algunas personas tienen miedo de volver a casa porque todavía hay réplicas y varias casas han resultado dañadas o destruidas. Podría hablar de todo el sufrimiento que existe, pero también de los testimonios de fe y esperanza que recibimos de los jóvenes”. Fr. KHOKAZ IOHANNA MESROB Vicepárroco de la iglesia latina de San Francesco en Alepo El viernes, a pesar de que la iglesia está medio inservible por los daños en la cúpula que sufrió durante el terremoto, y ahora corre el riesgo de caerse, la gente llenó el resto de la iglesia y participó del Vía Crucis. Oramos y esparemos que este tiempo de Cuaresma nos ayude en el sufrimiento a estar cerca de Cristo y podamos recibir de él el consuelo, para vivir "juntos" la Resurrección. En Jerusalén, como cada viernes, peregrinos de todo el mundo participaron en el Vía Crucis, junto a los franciscanos, por la Vía Dolorosa hasta el Santo Sepulcro. El primer sábado de Cuaresma comenzó con la tradicional entrada solemne del patriarca latino, Mons. Pierbattista Pizzaballa, en la Basílica del Santo Sepulcro. Continuaron con la procesión ritual cantada que desde la capilla de la Aparición del Resucitado siguió el tradicional itinerario que los franciscanos realizan diariamente en el interior de la Basílica desde 1336. Durante la noche del sábado al domingo, los franciscanos se reunieron en el Santo Sepulcro para el solemne oficio de lecturas y la misa de vigilia presidida por Fr. Francesco Patton, custodio de Tierra Santa. Es una tradición que se repite al menos desde 1754 los domingos de Cuaresma, desde el primero hasta el Domingo de Ramos. Según el Status Quo, el Oficio de Lecturas se celebra con los tres cánticos del Antiguo Testamento en la capilla de la Aparición. Una particularidad de esta liturgia especial para observar es la procesión alrededor del Edículo del Santo Sepulcro. Textos y rituales destacan el carácter pascual de la celebración de la vigilia que culmina con el anuncio del Evangelio de la Resurrección. En el corazón de la noche y al final del Oficio de lecturas, el custodio celebró la misa dominical en la capilla de la crucifixión, en el Calvario.