Con motivo de la fiesta de San Martín, los días 11 y 12 de noviembre, tuvieron lugar en Jerusalén dos días de sesiones académicas y momentos de oración, visitas guiadas a los lugares santos y diálogo ecuménico, en torno a la figura del peregrino inglés Willlibald. Monje benedictino, más tarde obispo en Alemania, se convertiría en una figura clave del monaquismo occidental. Rev. RODNEY AIST Director St. George's College (Jerusalén) Este peregrino, Willibald, que estuvo aquí entre el 724 y el 726 dC, fue el tema de mi tesis doctoral, ya hace algunas décadas. Primero viajó a Roma. Luego vino a Tierra Santa, donde visitó los lugares santos y más tarde se convirtió en obispo en Alemania. Por eso celebramos el 1.300 aniversario de su llegada a Jerusalén el día de San Martín, el 11 de noviembre. En sus dos años de estancia aquí nos dejó una descripción precisa de los lugares santos. Y para esta ocasión creamos un evento que pudiera reunir a cristianos de diferentes denominaciones y orígenes. Sabemos que en este tiempo de guerra y conflicto Jerusalén está pasando por un momento difícil, necesitamos actos como este. Willibald nos ofrece el ejemplo de un hombre que podríamos llamar "protoeuropeo". Se mudó de Inglaterra y fue a Roma, vivió en Constantinopla, luego en Jerusalén, luego en Montecassino y finalmente fue obispo en Alemania. No podemos dejar de valorar esta figura en nuestro diálogo ecuménico y también interconfesional. NIKODEMUS SCHNABEL, osb Abad de la Dormición de Jerusalén Parte de nuestra identidad, escrita en nuestros genes como cristianos, es el deseo de salir de nuestra zona de confort. Me gusta mucho lo que escribe San Agustín: “Nuestro corazón está inquieto e insatisfecho hasta que encuentra la paz en ti, Señor”. La peregrinación a Tierra Santa, este contacto con los lugares de Jesucristo y de la Biblia, es un modo privilegiado de descubrir y acoger nuestra búsqueda de Dios. Es un camino antiguo y bueno, en el que decimos "bienvenidos a todos", a aquellos que están dispuestos a salir de su zona de confort, para buscar a Dios de esta manera tan práctica. Rev. RICHARD SEWELL Decano del St.George’s College (Jerusalén) Una de las cosas más importantes de la peregrinación a Tierra Santa es saber que estás siguiendo los pasos de muchos peregrinos que se han sucedido a lo largo de los siglos. Cuando estos peregrinos recogieron su experiencia, como en el caso de Willibald, hace 1.300 años, nos dieron una idea de lo extraordinarias que fueron las experiencias en esta ciudad. Podemos aprender mucho de sus peregrinaciones. Siguiendo la ruta que trazaron, de un lugar a otro. Pero peregrinar no es sólo ir de un lugar a otro. Vinieron aquí con preguntas profundas. Creo que toda peregrinación comienza, en última instancia, con una pregunta profunda sobre uno mismo, sobre Dios, sobre su papel en el mundo. ¿A dónde voy, dónde estoy ahora en mi vida? ¿Quizás ha habido algún cambio significativo en tu existencia? ¿Quizás perdiste a alguien? Quizás te hayas dado cuenta de que el rumbo que ha tomado tu vida no es el correcto, te está haciendo daño. Los peregrinos llegan aquí con estas preguntas concretas. Entonces este caminar, de un lugar a otro, junto a otros, en estos lugares tan hermosos y llenos de significado espiritual, ilumina estas preguntas y te ayuda a comprender realmente qué hacer y adónde ir. NIKODEMUS SCHNABEL, osb Abad de la Dormición de Jerusalén Nuestro primer monasterio benedictino, el de Montecassino, sería impensable sin Willibald, por lo que es una figura clave en la historia de mi orden. A menudo surge el prejuicio contra los benedictinos, el de pensar que somos monjes, que estamos siempre en el mismo lugar, la estabilidad. Pero si miramos la historia, el viaje de Willibald, él es de Gran Bretaña. Atraviesa toda Europa: Grecia, Italiay llega aquí, a Tierra Santa. Y aún más al este. Es hermoso ver cómo él tiene esta estabilidad en Cristo, que nace de su búsqueda de Dios, de su mirada a Dios, pero dentro de una gran flexibilidad. Estar siempre en movimiento. Me parece una buena combinación, lo agradezco mucho. Encontrar nuestra estabilidad en Dios pero siendo abiertos y flexibles a la escucha de lo que Dios nos pide hoy, desde nuestra vocación en nuestro tiempo, a partir de nuestros talentos, de nuestra personalidad. En este sentido, Willibald es un ejemplo importante para mí. Porque era un hombre valiente. Un peregrino que ha superado todo tipo de zonas de confort.