En el primer capítulo de la “peregrinación especial” con Fr. Francesco Patton, custodio de Tierra Santa, conocimos a los personajes que fueron testigos del nacimiento de Jesús. Tuvimos como guía los textos bíblicos, los datos históricos y el origen de la tradición secular. En este segundo capítulo seguiremos las narraciones de San Mateo y los Reyes Magos que traen oro, incienso y mirra al Niño Jesús. El papa Francisco devuelve a Tierra Santa un fragmento de la reliquia de la cuna del Niño Jesús conservada en la Basílica de Santa María la Mayor en Roma. En las narraciones bíblicas encontramos la presencia de los personajes que traen regalos al Niño Jesús. Fr. FRANCESCO PATTON, ofm Custodio de Tierra Santa "Naturalmente hay otro evangelio muy importante, según San Mateo, que añade otros personajes y otras presencias, podríamos decir. ¿Cuáles son los personajes que añade San Mateo? Son los Reyes Magos, fundamentalmente. Llegan a Belén y el evangelista San Mateo esta vez no habla de una gruta, sino de una casa: Se encuentran en una casa, y dice que cuando los Reyes Magos llegan sienten una gran alegría al ver al niño y a su madre. Se postran, es decir, se inclinan hasta tocar el suelo con la frente, adoran a Jesús y le ofrecen tres regalos que tienen un altísimo valor simbólico: Oro, incienso y mirra." Fr. FRANCESCO PATTON, ofm Custodio de Tierra Santa "La tradición añade algunos detalles: En la Edad Media los Magos se convierten en los Reyes Magos. Se toma el contenido de un salmo que habla del Rey de Saba y de las islas que vendrán trayendo regalos; y entonces la tradición medieval tomó a estos sabios, sacerdotes del culto de Zoroastro y los transformó en Reyes. Cambia también la representación: Si al principio tenían un gorro frigio, que es ese sombrero con la punta un poco hacia delante, después llevan corona. Progresivamente se añaden otros elementos simbólicos: Se vuelven uno con la tez blanca, otro con rasgos asiáticos y otro africano, para decir que todos los pueblos de la tierra han venido para adorar al Niño Jesús." También en el Antiguo Testamento encontramos las profecías con el anuncio del nacimiento de Jesús. Fr. FRANCESCO PATTON, ofm Custodio de Tierra Santa "Por supuesto que hay otros elementos que entran en juego en el Belén, como por ejemplo la mula y el buey, que son rescatados de una profecía de Isaías, reinterpretada en época patrística como dos personajes que representan al pueblo de Israel y a las gentes paganas, para decir una vez más que toda la humanidad está llamada a recibir al niño Jesús." Fr. FRANCESCO PATTON, ofm Custodio de Tierra Santa "De hecho, el Belén nace de la unión de estos elementos y, por lo tanto, representa no solo la escena de la Navidad del 25 de diciembre, sino también la Epifanía —que celebramos el 6 de enero— representando todo el misterio de la Encarnación y haciéndolo visible de manera sencilla, comprensible incluso para un niño. De esta manera, podríamos decir, transforma el Evangelio en algo visible, capaz de suscitar participación, emoción, alegría a todos nosotros." Fr. FRANCESCO PATTON, ofm Custodio de Tierra Santa "El Belén necesita un personaje más, y ese personaje extra es quien lo está haciendo, contemplando… Incluso hacer materialmente el belén debería ser de alguna manera una meditación sobre cada personaje, una identificación con los personajes y, al mismo tiempo, un regocijarse y adorar al niño Jesús y acogerlo como Salvador." El año pasado, en Navidad, la ciudad de Belén acogió con gran alegría una reliquia de la cuna de Jesús conservada en la Basílica de Santa María la Mayor en Roma. Fr. FRANCESCO PATTON, ofm Custodio de Tierra Santa "El año pasado el papa Francisco quiso darnos un fragmento de una de estas cuatro astillas, un fragmento bastante grande, en un hermoso relicario, y ahora lo conservamos en Belén. Cuando llegan las fiestas de Navidad se expone para venerarlo: Ya a finales de noviembre, el primer domingo de Adviento, llevamos la reliquia en procesión y la exponemos a la veneración." Fr. FRANCESCO PATTON, ofm Custodio de Tierra Santa "Son muchos pequeños signos que recuerdan la realidad de la Encarnación: Cuando hablamos de Jesús no seguimos una fantasía, una fábula, sino una narración que nos lleva a contemplar la concreción del misterio de la Encarnación, del Dios invisible e infinito que se hace visible y se manifiesta en algo muy finito: un niño pequeño que lo necesita todo."