Descendiendo las escaleras de la Basílica de Santa Catalina encontramos un conjunto de grutas, todas muy cercanas entre ellas. Una, la principal y la más importante, es la gruta de la Natividad, el lugar del nacimiento de Jesús.
Junto a este lugar se encuentran las grutas de San José, la de los Santos Inocentes y la gruta de San Jerónimo. Aquí se dedicó durante más de 40 años, a la traducción, de hebreo y del griego al latín, de los textos bíblicos originales. Describir a San Jerónimo no es tarea fácil.
Dálmata, de cultura enciclopédica, se retiró al desierto cerca de Antioquía, cuna del cristianismo, viviendo en penitencia. Una vez ordenado sacerdote, comenzó una intensa actividad literaria: en Roma fue colaborador del papa San Dámaso. A su muerte, Jerónimo se retiró a Belén.
En el 386 San Jerónimo se estableció en las inmediaciones de la Basílica de la Natividad para dedicarse al estudio de la Biblia. A él le debemos la célebre versión latina (Vulgata), que más tarde se oficializaría en la Iglesia de Occidente, y de grandísima importancia en la transmisión de las escrituras.
Nos acompaña en esta visita Fr. Eugenio Alliata, profesor y arqueólogo del Studium Biblicum Franciscanum de Jerusalén. Antes de conocer el lugar de San Jerónimo, conozcamos mejor el sistema de grutas cercanas a la del nacimiento de Jesús.
Fr. EUGENIO ALLIATA, ofm
Studium Biblicum Franciscanum
"En la zona donde está la Gruta de la Natividad, donde según la tradición nació Jesús, hay muchas otras grutas, a izquierda y derecha, más o menos profundas, y más o menos siempre dispuestas por el hombre como lugares de veneración. Por su interés religioso, la proximidad a la gruta de Jesús ha creado este interés en las grutas cercanas. En referencia a la gruta de San Jerónimo, es la gruta que está junto a la Gruta de la Natividad, concretamente en el lado norte."
Fr. EUGENIO ALLIATA, ofm
Studium Biblicum Franciscanum
"Desde el punto de vista arqueológico, los restos más antiguos que existen y que se han encontrado son algunos grafitis realizados por los cristianos. En cambio, desde el punto de vista de la historia basada en fuentes literarias, los primeros testimonios que tenemos son del famoso escritor Orígenes, el cual nos dice que incluso los paganos identificaban en Belén la gruta donde nació aquel que los cristianos veneraban como su Salvador."
Solo una puerta, que actualmente permanece cerrada, conecta esta gruta con la de la Natividad.
Fr. EUGENIO ALLIATA, ofm
Studium Biblicum Franciscanum
"San Jerónimo vivió casi 40 años en Belén. Llegó hacia el año 386 desde Roma junto a Paula, Eustoquio y otros compañeros. Incluso le acompañaba su hermano. Se instalaron en Belén y ya no se movieron de aquí. No fueron a otros lugares: antes de establecerse en Belén, san Jerónimo explica que Santa Paula, él y el resto visitaron los santos lugares de Palestina, pero no volvieron por segunda vez."
Fr. EUGENIO ALLIATA, ofm
Studium Biblicum Franciscanum
"Serán poco más de 400 años, pero se trata de un periodo que ha dado resultados para la historia de la Iglesia sumamente importantes, sobre todo para la historia de la Iglesia occidental en la que la lengua era el latín. Desde ese momento todos pudieron usar una traducción de la Biblia extraída directamente de los textos originales, según la visión de San Jerónimo, de que era necesario seguir la verdad hebrea, no las modificaciones realizadas en las sucesivas traducciones de la Biblia. Esta idea es muy moderna, y hoy todo el mundo dice en la primera página de la Biblia: “Traducida de los textos originales”. Cabe señalar que san Jerónimo ya tuvo esta valiosa intuición en su tiempo."
Una emoción para todos. También para Fr. Alliata.
Junto a la gruta donde San Jerónimo trabajó en las traducciones y vivió como monje eremita, encontramos otra gruta conocida como su tumba.
De hecho, su cuerpo ya no se encuentra aquí: sus restos fueron trasladados a Roma por los cruzados. El sepulcro permanece como recuerdo para los cristianos por su gran importancia.
Además de la tumba de San Jerónimo, encontramos también las de algunos compañeros: Santa Paula o Santa Eustoquio.
La Biblia de Gutemberg, en 1456, fue el primer libro impreso de la historia. Para esta primera edición se eligió la Vulgata de San Jerónimo. Es conocida como la Biblia de 42 líneas y está dividida únicamente en capítulos. Los versículos se introdujeron en 1527. Siglos más tarde llega a nuestros días y sigue siendo el libro más leído, traducido e impreso en todas las lenguas.
Ya no existe ningún texto original, salido de las manos de los evangelistas o de san Pablo, pero es posible encontrar actualmente copias muy cercanas a los originales, por ejemplo las reproducciones que podemos admirar en la Biblioteca Vaticana o en Jerusalén, en el Studium Biblicum Franciscanum.
Fr. GIORGIO VIGNA, ofm
Biblista – Jerusalén
"Tras más de 3.000 años de historia del judaísmo, 2.000 años de historia del cristianismo, podemos decir que la Biblia ha llegado a todos los rincones de la tierra. Esto significa que todos los pueblos y culturas de alguna manera han conocido la Biblia."
Fr. GIORGIO VIGNA, ofm
Biblista – Jerusalén
"En estos siglos de historia, la palabra de Dios ha marcado profundamente la vida de fe, el camino religioso del pueblo judío y cristiano. Ha sido la gran luz, el punto de referencia, la piedra angular sobre la cual el pueblo judío y cristiano han construido su fe, su experiencia religiosa. Y no solo eso. Debemos decir que tras tantos siglos de historia la Biblia ha tenido una influencia muy profunda a muchos niveles: El primer nivel es lo que podemos considerar las relaciones sociales. Pero además debemos pensar en la literatura, pintura, arquitectura, poesía… En definitiva, ha influido en muchísimos campos. La pregunta que podemos hacernos es: ¿Pero por qué la Biblia ha tenido una influencia tan grande? Porque cuando uno lee la Biblia siente que la Biblia habla de sí mismo. Habla de Dios, de vida de luz, de esperanza, y esto es un honor para mí. En conclusión, podemos decir que la Biblia es sin duda una belleza, y precisamente porque es bella, nos impacta y nos captura a todos."
El mensaje de Navidad del custodio de Tierra Santa, Fr. Francesco Patton; la oración por la paz en Roma; el nuevo libro sobre la historia de los orígenes del cristianismo y finalmente la festividad judía de Janucá.
Janucá, también conocida como la "Fiesta de las Luces", es una importante festividad judía. El día de Navidad coincide con el inicio de esta festividad.
El 11 de diciembre, la Plaza de Santa Maria in Trastevere en Roma fue iluminada con velas de fe y esperanza durante una oración dedicada a la paz mundial, presidida por el cardenal Matteo Zuppi, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, junto con el vicario de la Custodia de Tierra Santa, Fr. Ibrahim Faltas.
El 13 de diciembre, la Universidad de Dar Al-Kalima, en colaboración con la Misión Pontificia, organizó una conferencia en el teatro universitario de Dar Al-Kalima en Belén para presentar el libro “Palestina, cuna del cristianismo”: Una introducción a la historia de los orígenes del cristianismo desde el siglo I al VII.