Con motivo del centenario de las Basílicas del Tabor y Getsemaní, se organizó un evento en el Convento de San Salvador de Jerusalén durante el cual se presentaron al público documentos históricos especiales y valiosos tesoros artísticos de los archivos de la Custodia por primera vez en Tierra Santa. Fr. NARCYZ KLIMAS, ofm Profesor de Historia de la Iglesia y de la Custodia de Tierra Santa Estos son dos documentos históricos que confirman nuestra propiedad en Getsemaní. En 1681, los hermanos Brankovic compraron el terreno a la corte islámica de Jerusalén, que incluía un jardín con ocho árboles muy antiguos. Esta compra fue posteriormente ratificada mediante la firma del sultán de Estambul, que confirmó oficialmente la propiedad. Otro documento fundamental es el relativo al monte Tabor, copia extraída de la crónica de Tierra Santa de 1631, que atestigua cómo el emir Druso Fakhreddin había cedido la propiedad de la cima de la montaña a los frailes. De este modo, los franciscanos tenían derecho a rezar y acoger a los peregrinos en la montaña. Este acto fue confirmado posteriormente, diez años después, por otro firman del sultán Ibrahim, que afirma explícitamente que los franciscanos estaban realmente presentes en el Tabor y poseían sus propiedades. Para Vincenzo Zuppardo, comisario de la exposición, presentar estos valiosos documentos significa poner de relieve la precisión con la que el equipo centenario trabajó durante todo el año para descubrir las Basílicas. VINCENZO ZUPPARDO Arquitecto - Comité organizador del centenario Este ha sido un año muy intenso, caracterizado por eventos, celebraciones litúrgicas, exposiciones, conciertos y conferencias que han marcado el camino de la investigación y el estudio sobre las dos importantes basílicas. Un año dedicado también a profundizar en el conocimiento de estos lugares, con el objetivo de compartir con el mayor número de personas la experiencia profunda de temas vinculados a Tierra Santa. Un año marcado por numerosos desafíos y situaciones que han asolado Tierra Santa, pero encontrar sentido a todo esto ha sido posible gracias a Fr. Alessandro Coniglio, que nos ha ayudado a mirar más allá de las ruinas y las dificultades, invitándonos a descubrir lo que realmente importa. Fr. ALESSANDRO CONIGLIO, ofm Profesor Studium Biblicum Franciscanum Tiene sentido celebrar, porque no sólo conmemoramos la construcción de dos grandes edificios que dan testimonio de la belleza y el arte inspirados en el cristianismo, sino que también celebramos al principal protagonista, el misterio cristiano que es Jesús de Nazaret. Estos dos santuarios, que simbolizan la luz del Tabor y las tinieblas de Getsemaní, experimentadas en primer lugar por Jesús, nos recuerdan que cada oscuridad de nuestra vida, ya ha sido asumida por el Hijo de Dios y vencida en su muerte en la cruz. El mensaje que estos santuarios seguirán transmitiendo, incluso al final de esta celebración centenaria, es precisamente este: Acercar al hombre al misterio de Jesucristo. Y para acercarnos a la belleza y contemplación del Misterio de Cristo, Salvador de la humanidad, la maestría del Instituto Magnificat de la Custodia de Tierra Santa nos ofreció un concierto que combinó órgano, cuerdas e instrumentos de viento. Una experiencia musical que, a través del arte, nos permitió profundizar en el misterio de nuestra fe.