El martirio en el cristianismo: un camino de fe hacia la vida eterna

2024-11-19 10:52:45
Coincidiendo con la canonización de los mártires de Damasco, la Custodia de Tierra Santa organizó un importante simposio en el convento de San Salvador de Jerusalén. El evento, titulado "El martirio en el cristianismo: un camino de fe hacia la vida eterna", rindió homenaje a quienes sacrificaron su vida como testimonio de la verdad y de la fe cristiana. El simposio, moderado por Fr. Marwan Dides, contó con la participación de Fr. Francesco Patton, custodio de Tierra Santa; Fr. Alessandro Coniglio, Fr. Ulisse Zarza, Fr. Narcyz Klimas y Fr. Antoine Duwaihi, de la Iglesia maronita, en presencia de numerosos sacerdotes y laicos. Fr. MARWAN DIDES, ofm Custodia de Tierra Santa La puerta del martirio en la Iglesia está abierta a todos y no se limita a los sacerdotes, frailes y monjas, sino a todo cristiano. El bautizado es una persona llamada a dar testimonio de vida a través de su fe en Jesucristo. Los mártires de Damasco, martirizados en el año 1860, nos enseñan todavía hoy a ser verdaderos testigos de Jesucristo y misioneros ante todos los pueblos en el nombre de Jesucristo. RULA SHABITA Jerusalén Es la primera vez que oigo hablar de laicos que se convierten en mártires de la Iglesia. Trabajaron duro en sus vidas y lucharon hasta alcanzar la santidad. Esperamos que Dios nos dé la fuerza para que nosotros también podamos alcanzar la santidad. En su intervención, el P. Francesco Patton, custodio de Tierra Santa, abordó el tema del martirio desde el punto de vista franciscano y la espiritualidad de San Francisco. Subrayó que la alegría del martirio no reside sólo en la disposición de la persona a dar su vida por amor a la fe en Dios, sino sobre todo en la alegría más grande que se obtiene al entrar al cielo. Naturalmente, no podía faltar la participación de la Iglesia maronita, que presentó a los frailes franciscanos la historia del martirio de los hermanos Massabki. En nombre de Mons. Musa Al-Hajj, obispo maronita de Haifa y de Tierra Santa, el ecónomo patriarcal maronita en Jerusalén, el padre Antoine Duwaihi, en su discurso, planteó el tema del martirio desde el punto de vista de la Iglesia maronita. P. ANTOINE DUWAIHI Iglesia católica maronita La peculiaridad de nuestra vida es que nunca hemos conocido la tranquilidad, especialmente aquí en Oriente. Siempre estamos expuestos a la persecución. Sin embargo, debemos experimentar alegría a pesar de las dificultades, porque imitamos a Jesucristo, quien nació, vivió, sufrió y murió en esta Tierra resucitando a la vida eterna. También nosotros, siguiendo su ejemplo, continuamos con fe nuestro camino atormentado, hasta alcanzar la vida eterna a su lado. Fr. Narcyz ilustró la situación histórica de la época, describiendo las persecuciones contra los cristianos que llevaron al testimonio de los frailes franciscanos, los hermanos Massabki y otros creyentes. En su discurso sobre el martirio en la fe cristiana, Fr. Alessandro Coniglio observó que la Santa Biblia nos muestra cómo el martirio es un reflejo de la imagen de Jesucristo. Por su parte, el hermano Ulises Zarza habló del "martirio de los Padres de la Iglesia" quien afirmó que una persona, a través de su debilidad, puede también ofrecer su vida al Señor, siguiendo el ejemplo de Jesucristo. Fr. MARWAN DIDES, ofm Custodia de Tierra Santa Como cristianos, estamos llamados a amar, a difundir el Evangelio y a ser hermanos de todos. Pero también estamos llamados a dar testimonio cada día de una vida plena e integrada, vivida por amor a Jesucristo.
A cada paso, a cada latido: San Nicolás, peregrino
A cada paso, a cada latido: San Nicolás, peregrino

San Nicolás Peregrino es un niño griego nacido en 1075, que conoció a Jesús con ocho años y al verlo recibió de él la oración de su corazón. Fue venerado como santo por los católicos y permaneció así durante aproximadamente nueve siglos. En 2023, los griegos ortodoxos de Italia lo incluyeron en su calendario litúrgico. Un santo verdaderamente ecuménico, que tiene tanto que decir a los peregrinos que hoy llegan a Jerusalén. Su vida está escrita en el libro de Mons. Natale Albino, diplomático de la Santa Sede.