Las piedras de Tierra Santa
2020-06-22 06:35:08
Allí donde miremos, hay piedras: Por las calles, en la arquitectura de las casas, en las paredes de los negocios, en algunos bancos públicos y sobre las puertas y muros que rodean la ciudad vieja.
Fr. FRÉDÉRIC MANNS, ofm
Studium Biblicum Franciscanum
"En Jerusalén las casas deben ser hechas de piedra porque la Jerusalén terrestre corresponde a la Jerusalén celeste, y la Jerusalén celeste, así como se describe en el Apocalipsis de San Juan, está hecha de piedras preciosas, maravillosas, y por ello estas piedras de la Jerusalén terrestre deben anticipar, evocar la Jerusalén celeste."
Las piedras son usadas en la Biblia de diferentes maneras, y su importancia va mucho más allá del simple aspecto físico.
Fr. FRÉDÉRIC MANNS, ofm
Studium Biblicum Franciscanum
"La simbología de las piedras en la Biblia es muy rica. En primer lugar vemos que las tablas de la ley que Moisés recibió en el Sinaí estaban escritas sobre piedra. La piedra significa estabilidad, seguridad. En otro texto muy bello del libro de Samuel, David toma 5 piedras con el bastón y la honda para matar al gigante Goliat. El gigante es un símbolo del mal. Tenemos otro texto, Isaías, 51: “Mirad la roca de donde os tallaron, la cantera de donde os extrajeron.” Y continúa: “Mirad a Abraham y a Sara”. Abraham es conocido como “la roca de donde el pueblo judío ha sido tallado”. Pedro, que recibió esta promesa, “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”, es un nuevo Abraham. Así como la fe del pueblo judío se basa en Abraham, la fe de los cristianos tiene su fundamento en la fe de Pedro."
El tiempo pasa, ellas permanecen… Aportan belleza, forman parte de la historia de esta Tierra Santa, en todos los lugares por los que pasó Jesús, la Piedra Angular.
Fr. FRÉDÉRIC MANNS, ofm
Studium Biblicum Franciscanum
"En Jerusalén tenemos muchísimas piedras: La piedra de la unción, la piedra de la agonía, la piedra del Calvario. Estas piedras que tenemos aquí en Jerusalén son todas memoriales de la vida, de la pasión y de la muerte de Jesús, y recuerdan un texto fundamental, el salmo 118: “La piedra que descartaron los constructores es ahora la piedra angular”. En hebreo “piedra” se dice “eben”, mientras que hijo se dice “ben”. Significa que Dios, de estas piedras puede hacer hijos para Israel. Y de hecho, “la piedra que desecharon, el hijo desechado, es ahora la piedra angular”.
Además de conservar las piedras memoriales, los franciscanos custodian las piedras vivas de Tierra Santa.
Fr. IBRAHIM FALTAS, ofm
Custodia de Tierra Santa
"Los franciscanos están aquí desde hace más de 800 años: Somos los custodios de las piedras memoriales y de todos los santos lugares, pero somos también custodios de las piedras vivas, de la gente de este lugar, y esto es lo más importante. Por ello junto a un santuario los franciscanos construyen siempre la parroquia, escuelas, centros deportivos, sociales, espirituales… alojamientos y casas de alquiler. Les damos trabajo y becas."
Fr. IBRAHIM FALTAS, ofm
Custodia de Tierra Santa
"La Custodia ayuda a estas familias, a estas personas, para que puedan quedarse aquí y vivir dignamente también en esta Tierra Santa. Por ello la Custodia hace mucho por las piedras vivas."
En Tierra Santa muchas piedras nos transportan a épocas y hechos bíblicos, piedras que han formado parte de la historia del pueblo de Dios y de la vida de las enseñanzas de Cristo. Él mismo dijo: “Si callaran a los profetas, gritarían las piedras”. Y exhortó: “Aquel que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”.
Ver también
A cada paso, a cada latido: San Nicolás, peregrino
San Nicolás Peregrino es un niño griego nacido en 1075, que conoció a Jesús con ocho años y al verlo recibió de él la oración de su corazón. Fue venerado como santo por los católicos y permaneció así durante aproximadamente nueve siglos. En 2023, los griegos ortodoxos de Italia lo incluyeron en su calendario litúrgico. Un santo verdaderamente ecuménico, que tiene tanto que decir a los peregrinos que hoy llegan a Jerusalén. Su vida está escrita en el libro de Mons. Natale Albino, diplomático de la Santa Sede.