4 minutos con María y San Francisco
2021-05-26 09:55:32
No todos saben que María es la santa patrona de la orden franciscana. Pero ¿por qué esta importancia de la Virgen para la orden?
Lo descubriremos a través de una selección de objetos procedentes de colecciones de la Custodia de Tierra Santa y que se expondrán en la futura sección histórica del Terra Santa Museum. El museo, que tendrá su sede en el convento de San Salvador de Jerusalén, será el lugar donde descubrir la historia de los franciscanos en Tierra Santa y su devoción hacia la Madre de Dios.
Nos acompañarán en esta reflexión el Padre Stéphane Milovitch, director del Departamento de Bienes Culturales de la Custodia, y el Padre Alessandro Coniglio, profesor del Studium Biblicum Franciscanum de Jerusalén.
Fr. STÉPHANE MILOVITCH, ofm
Director Oficina de Bienes Culturales – Custodia de Tierra Santa
"Hoy presentamos un objeto litúrgico ya en desuso, un portapaz en lámina de plata realizada en 1561. El portapaz, llamado también “osculatorium”, es un objeto adoptado por la liturgia en el siglo XII que era besado por el celebrante antes de la comunión. El portapaz llegó a Jerusalén procedente de la isla de Rodas y una inscripción presente en el objeto dice que se realizó a instancias de tres frailes franciscanos."
La escena representada se deriva quizás de un grabado o una pintura y representa a la Virgen con el Niño entronizados bajo un dosel, entre San Francisco y San Luis de Tolosa. Se ha planteado la hipótesis de que este objeto fuera realizado en Francia, o tal vez Venecia, debido a la configuración iconográfica similar a las pinturas del renacimiento veneciano.
Fr. ALESSANDRO CONIGLIO, ofm
Profesor Studium Biblicum Franciscanum – Jerusalén
"Este hermoso portapaz representa, como hemos oído, a dos santos franciscanos, el padre San Francisco y San Luis Obispo, en acto de venerar a la Virgen Santa y a su divino Hijo. La devoción de San Francisco por María Santísima fue siempre sincera, tanto que Tomás de Celano informa que “en su honor cantaba alabanzas especiales, le dirigía oraciones y le ofrecía afectos tantos y tales que ninguna lengua humana puede expresar." (2Cel 198; FF 786).
Entre estas oraciones elevadas por San Francisco a la Madre de Dios destaca una, que es casi un tratado de teología mariana: Es conocida como Saludo a la Virgen María y dice así: “Salve, Señora, santa Reina, santa Madre de Dios, María, que eres virgen hecha Iglesia, y elegida por el santísimo Padre del cielo, que te consagró con su santísimo Hijo amado y el Espíritu Santo Paráclito, en la que estuvo y está toda la plenitud de la gracia y todo bien. Salve, palacio suyo; salve, tabernáculo suyo; salve, casa suya. Salve, vestidura suya; salve, esclava suya; salve, Madre suya; y vosotras todas, santas virtudes, que por la gracia e iluminación del Espíritu Santo sois infundidas en los corazones de los fieles, para que de los infieles hagáis fieles a Dios”. (FF 259-260).
Destaca en esta oración la serie de epítetos que el Santo reserva a la “Virgen hecha Iglesia: palacio, tabernáculo, casa, vestidura, esclava y Madre… María, llevando en su vientre al Hijo de Dios, fue el lugar en el que Dios se hizo presente en el mundo, como sucedió, ya en la antigua alianza, en la tienda de reunión y en el templo de Jerusalén. Verdadera morada de Dios en el mundo, María revistió de nuestra humanidad al Hijo de Dios, y así lo generó en la historia humana como verdadera madre. María es sin duda la hipostatización de la Iglesia, su personificación: En ella, miembro más eminente de la Iglesia, esta reconoce su propia y perfecta imagen y la plena realización de su misterio: Como María gestó al Hijo de Dios, permaneciendo Virgen, así la Iglesia gesta a los hijos de Dios sin dejar de ser la inmaculada esposa del Cordero.
Ver también
A cada paso, a cada latido: San Nicolás, peregrino
San Nicolás Peregrino es un niño griego nacido en 1075, que conoció a Jesús con ocho años y al verlo recibió de él la oración de su corazón. Fue venerado como santo por los católicos y permaneció así durante aproximadamente nueve siglos. En 2023, los griegos ortodoxos de Italia lo incluyeron en su calendario litúrgico. Un santo verdaderamente ecuménico, que tiene tanto que decir a los peregrinos que hoy llegan a Jerusalén. Su vida está escrita en el libro de Mons. Natale Albino, diplomático de la Santa Sede.