Aferrarse a la esperanza: el patriarca latino habla sobre la reconstrucción de la vida y el alma
2024-10-30 12:29:56
CARDENAL PIERBATTISTA PIZZABALLA
Patriarca latino de Jerusalén
Es sumamente difícil expresar y evaluar en unas pocas frases la situación social, política y religiosa que vivimos desde hace un año. El hecho es que vivimos uno de los períodos más problemáticos de la historia moderna.
Este conflicto es de naturaleza militar y estamos viendo las consecuencias de lo ocurrido el 7 de octubre y de lo que también está sucediendo en Gaza y Cisjordania. Sin embargo, desde el punto de vista de la Iglesia, las preocupaciones no sólo se refieren al aspecto militar, sino también al impacto devastador sobre la población. En primer lugar, el impacto emocional: odio, resentimiento, venganza y desprecio. ¡Nunca hemos sido testigos de una situación tan profunda e intensa como la de este año! Y evidentemente también las consecuencias en la vida de las personas.
Pienso en nuestra gente, mi comunidad, cristianos y no cristianos, que llevan un año sin trabajo y sin una perspectiva clara de futuro.
Evidentemente, la situación más difícil se da en Gaza. Gaza está completamente destruida y lo que queda en funcionamiento es muy, muy limitado y representa sólo un pequeño porcentaje. El 80% de las casas están destruidas y toda la infraestructura está en mal estado, incluidos los sistemas de electricidad, agua y alcantarillado. La gente sufre principalmente por la falta de atención médica, alimentos y cualquier forma de apoyo. Esta situación es terrible, hay que admitirlo: es una condición inhumana, y no hay otra palabra para describirla.
Ahora tenemos que mirar hacia adelante. Esta crisis, esta guerra, no sé cuándo terminará, pero no durará para siempre. Debemos estar preparados para lo que viene después. La reconstrucción requerirá mucha energía y un alto grado de coordinación, no sólo para la reconstitución física, sino también para la regeneración humana y social de la comunidad, que es lo más importante en lo que debemos centrarnos para el futuro.
No debemos confundir la esperanza con la resolución del conflicto. No estoy seguro de que esté cerca de llegar a una solución al conflicto palestino-israelí. Pero la esperanza no viene de fuera; es una actitud de vida. La esperanza representa cómo decido ser en la vida y en la sociedad. ¡Algunos pueden perder la esperanza, mientras que otros no están preparados para hacerlo!
Por eso, hay muchas personas que no están dispuestas a perder la esperanza, están dispuestas a ayudar a los demás, se ofrecen como voluntarias y se comprometen a marcar la diferencia. Ésta es nuestra esperanza.
Donde hay personas dispuestas a sacrificar una parte de su vida, o incluso toda su vida, por otros, hay esperanza. Al final tenemos mucha confianza porque hay mucha gente dispuesta a comprometerse.
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