Jornada Mundial de las Misiones: “Vayan e inviten a todos al banquete”
2024-10-21 18:15:24
Con motivo de la Jornada Mundial de las Misiones, que este año tiene como tema el versículo bíblico del Evangelio de Mateo, 22, 9: "Id e invitad a todos al banquete", el Comité de la Unión de Religiosas de Jerusalén y Territorios Palestinos organizaron una vigilia de oración en esta misma ciudad, desde la cual el mensaje evangélico se difundió por todo el mundo, reuniendo así a todas las congregaciones religiosas presentes en Tierra Santa.
La vigilia tuvo lugar en la Iglesia de San Esteban y estuvo presidida por Mons. Adolfo Tito Yllana, delegado apostólico para Jerusalén, con la participación de Mons. Giacinto-Boulos Marcuzzo, obispo emérito, sacerdotes de diversas comunidades religiosas y diocesanas, numerosas congregaciones femeninas.
Sor CRETA AZZURRI, srj
Presidenta de la Unión de Religiosas de Jerusalén y los Territorios Palestinos
Las circunstancias que hemos atravesado este año han sido muy difíciles y hemos sentido que nuestra misión se ha debilitado. En parte porque no hemos podido llegar a la gente debido a la guerra, a pesar de que Jesús nos dice que no tengamos miedo y que tengamos el coraje de llegar a todos. Hay mucha gente que nos necesita y somos capaces de servir a Cristo en cada persona pobre, que sufre y aislada. Esta es nuestra misión.
La oración, tras el mensaje del papa Francisco, nos llevó a reflexionar sobre la vocación de todo cristiano, invitado a cuidar de quienes están excluidos o marginados, para construir juntos la justicia y la paz.
Mons. ADOLFO TITO YLLANA
Delegado apostólico para Jerusalén
Viviendo en esta Tierra Santa, que es la misma tierra donde nuestro Maestro Jesucristo, el Salvador, vivió su vida y su ministerio, las dificultades y sufrimientos que tenemos, siempre digo y repito, no creo que puedan ser superiores a los que él mismo sufrió. Porque, como él dice, si yo tuve estas dificultades, vosotros también las tendréis: los discípulos no son mejores que el Maestro.
Esta evangelización, que se realiza con la palabra y con el diálogo, en algunos momentos o situaciones particulares sólo puede expresarse a través de la oración y el testimonio. El Evangelio de Cristo transforma primero el corazón de todo evangelizador, que acoge su Palabra, viva y eficaz.
Mons. ADOLFO TITO YLLANA
Delegado apostólico para Jerusalén
La Buena Nueva, el Evangelio, es para todo el mundo, para todos los pueblos, sin excluir a nadie.
Durante la vigilia fue posible activar una conexión online con el padre Gabriel Romanelli, párroco latino de Gaza, quien habló sobre el desafío de estar en misión en un territorio marcado por la guerra.
Sor María Pía, del Instituto Siervas del Señor y de la Virgen de Matará, congregación presente en Gaza, vive en Tierra Santa desde hace 30 años y ha servido en diversas regiones como Egipto y Jordania. Habiendo llegado el 1 de octubre, día de Santa Teresa del Niño Jesús, agradeció estar aquí y se sintió muy feliz de poder participar en esta misión, que no siempre ha sido fácil.
Sor MARÍA PÍA CARVAJAL
Instituto Siervas del Señor y de la Virgen de Matará
He visitado muchas veces la Franja de Gaza y he visto una hermosa comunidad, la gente es muy buena y también muy sufrida. Además de mis hermanas y los sacerdotes de nuestra comunidad, están todas estas personas que son consideradas nuestra familia. Estamos muy preocupados por la situación pero también escuchando al Padre Gabriel y su hermoso testimonio, me siento feliz porque está cumpliendo su misión como pastor con nuestros fieles en la parroquia.
Sor CRETA AZZURRI
Presidenta de la Unión de Religiosas de Jerusalén y los Territorios Palestinos
Las órdenes religiosas debemos trabajar juntas y cooperar, especialmente en la oración y
misión común, abrazar a toda persona que necesita conocer a Jesús y redescubrir su amor. Este día es también una oportunidad para evangelizarnos nuevamente, y no sólo para ir a lugares lejanos donde la gente no reza. Y también para evangelizar a personas cuya fe está tambaleante y que se preguntan dónde está Jesús y temen por su futuro.
El mandato de Cristo de predicar el Evangelio a todos los pueblos, hasta los confines de la tierra, sigue resonando en el corazón de cada persona que lo sigue, porque sabe que él ha prometido permanecer junto a ellos para siempre.
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