Invito accolto dalla Custodia di Terra Santa e dai cristiani in tutto il mondo. “Que el 7 de octubre sea un día de oración, ayuno y penitencia”. Fue el llamamiento del papa Francisco por la paz y la iniciativa del cardenal Pierbattista Pizzaballa, patriarca de los latinos de Jerusalén. Invitación acogida por la Custodia de Tierra Santa y los cristianos de todo el mundo. En el Ángelus del domingo 6 de octubre, el papa Francisco recordó la tragedia del 7 de octubre de 2023, lanzando un fuerte llamamiento por la paz. PAPA FRANCISCO Mañana se cumplirá un año del atentado terrorista contra la población de Israel, a la que renuevo mi cercanía. No olvidemos que todavía hay muchos rehenes en Gaza, para quienes pido su liberación inmediata. Desde ese día, Oriente Medio se ha visto sumido en un sufrimiento cada vez mayor, y las acciones militares destructivas siguen afectando a la población palestina. Esta población está sufriendo mucho en Gaza y otros territorios. Se trata en su mayoría de civiles inocentes y que deben recibir toda la ayuda humanitaria necesaria. Pido un alto el fuego inmediato en todos los frentes, incluido el Líbano. El domingo por la tarde en la Basílica de Santa María la Mayor, el Santo Padre presidió el rezo del Santo Rosario para invocar la intercesión de la Madre de Dios, llamando a los cristianos a unirse con la fuerza del Bien contra los complots diabólicos que conducen a la guerra. Cardenal PIERBATTISTA PIZZABALLA Patriarca latino de Jerusalén Es una adhesión extendida a todo el mundo, a muchas iglesias, respondiendo también al llamamiento del Santo Padre, todas se unen para orar e interceder por la paz. Estamos convencidos de que la paz no llegará de inmediato, las cosas no cambiarán de inmediato, pero la oración y la penitencia nos ayudarán, especialmente para los creyentes, a permanecer lo más libres posible ante esta enorme situación de violencia, de odio y de venganza y a permanecer testigos siempre convencidos de que la paz es posible. El patriarca nos habla también del desafío de la Iglesia y de los cristianos en Tierra Santa. Cardenal PIERBATTISTA PIZZABALLA Patriarca latino de Jerusalén El desafío en este momento, especialmente en las zonas de guerra, es que la guerra termine, porque la guerra crea víctimas, crea hambre, crea destrucción, situaciones vergonzosas, humillación de la vida de las personas, por lo que esto debe terminar. Este es el principal desafío: tratar de permanecer firmes, en algunas circunstancias incluso permanecer vivos y luego mantener siempre la unidad entre las diversas comunidades, con todas estas divisiones que tenemos, tanto políticas como físicas, y permanecer siempre anclados a la palabra de Dios. Y en primer lugar quisiera dar las gracias a todos los que se unen en la oración, que es la forma más hermosa de solidaridad y cercanía, para luego seguir orando y trabajando por la paz en Tierra Santa y en el mundo. Por la tarde, junto con el patriarca, las autoridades religiosas y representantes de las diversas comunidades religiosas de Tierra Santa, rezaron la oración de vísperas con adoración al Santísimo Sacramento. La oración en San Salvador estuvo presidida por Fr. Francesco Patton, custodio de Tierra Santa. Con este gesto público, al que se sumaron numerosos fieles, la Custodia quiso responder a la invitación del patriarca y del papa. Cada Misterio del Rosario fue precedido por una breve lectura y una intención de oración. Antes de cantar las Letanías Lauretanas, el custodio leyó la "Carta a los católicos de Oriente Medio" del papa Francisco. Fr. FRANCESCO PATTON, ofm Custodio de Tierra Santa El papa ha enviado hoy este mensaje a los cristianos que viven en Oriente Medio, en Tierra Santa, para recordar que la herramienta más poderosa para obtener el don de la paz es precisamente la oración y el ayuno. Es un instrumento que pertenece a nuestra tradición cristiana, a la tradición judía, a la tradición musulmana, por lo tanto es un instrumento universal y creo que se debe valorar mucho más, tanto para despertar en nosotros la conciencia de lo importante que es el don de la paz, porque debemos tener presente que el don de la paz viene de Dios. Una de las breves lecturas que hubo en el Rosario nos recordó que Jesús es nuestra paz, porque muriendo en la cruz derribó las enemistades. El custodio de Tierra Santa habla también de la vocación franciscana en Oriente Medio. Fr. FRANCESCO PATTON, ofm Custodio de Tierra Santa Nuestra vocación es estar cerca de la gente, estar cerca de lo que consideramos, como también dice el papa, el pueblo de Dios y compartir con ellos los momentos buenos cuando existen, y los momentos difíciles cuando surgen. En Tierra Santa hubo varias iniciativas de oración el 7 de octubre, como la que tuvo lugar en la Basílica de la Anunciación y en Belén. Fr. RAMI ASAKHRIE, ofm Párroco latino de Belén Hoy escuchamos los gritos de los pueblos de Gaza y el Líbano y sus tragedias, y lamentablemente no podemos ayudarlos de ninguna manera. Estamos unidos a ellos espiritualmente y les decimos: todo os lo pueden quitar, pero mientras vuestro corazón esté lleno de fe y vuestra alma esté llena de esperanza y de fe en Dios que es capaz de todo, entonces seréis consolados. Le pido a Dios que la guerra termine lo antes posible y que Dios nos dé la paz. Fr. WOJCIECH BOLOZ, ofm Guardián de la Basílica de la Anunciación Han participado religiosos y fieles de Nazaret y alrededores. Un día un tanto intenso, pero también hermoso, porque rezamos en este mismo lugar, en esta tierra, y vivimos estos momentos un tanto difíciles y duros. La oración es un momento de esperanza y alegría, que también nos da la fuerza para no perder la fe, sino para unirnos más a Jesucristo, nuestro Salvador, Señor y Rey de la paz. Mons. RAFIK NAHRA Vicario patriarcal latino en Israel Que nuestra oración no sea sólo un día. No es que hoy el papa nos haya invitado a rezar, y también el patriarca, sino a perseverar en la oración. Esta oración que cuando la hacemos y permanecemos en ella, nos transforma desde dentro, porque no es un acto mágico, como si Dios no nos escuchara. Dios escucha nuestra oración, pero también quiere transformarnos. Por eso, queremos perseverar en esta oración, unidos junto a María, nuestra Madre, y seguir orando para obtener la gracia de la paz para nuestro país.