La Semana Santa comienza aquí, en la Basílica del Santo Sepulcro, a primera hora de la mañana: Palabras y cantos recuerdan la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Es el Domingo de Ramos. Como inicio de la celebración solemne, preludio de la Pascua del Señor, la bendición de ramos. Un rito antiguo durante el cual sacerdotes y fieles dan tres vueltas entorno al edículo de la Anástasis para pasar a continuación al Calvario como demostración de la unidad de la muerte y de la resurrección. Todos los participantes llevan en las manos una palma recién bendecida en el interior del edículo y la agitan, como hicieron los habitantes de la Ciudad Santa cuando pasó Jesús. Una celebración solemne presidida por el administrador apostólico del Patriarcado Latino, Mons. Pierbattista Pizzaballa, junto a muchos sacerdotes, fieles locales y peregrinos. La larga narración de la Passio según San Lucas cantada en latín describe los últimos instantes de vida de Jesús: Desde la traición a la oración en Getsemaní hasta la crucifixión y muerte. Una emoción única para aquellos que se encuentran en Jerusalén. RACASCIO VINCENZA Palermo – Italia “He venido por segunda vez para asistir a este domingo de Ramos. Para mí ha sido algo maravilloso, más que único, y me llevaré a casa una maleta llena de emociones.” Peregrina Hong Kong – China “Estamos muy emocionados y estamos conmovidos con este gran ramo de palma. Participaremos en la procesión de palmas esta tarde.” NUHA DAHDAL Cristiana local “Llevo el traje típico para demostrar al mundo que los palestinos existen y especialmente los cristianos locales. No puedo describir los sentimientos… Siento paz… me gusta. Y espero que todo el mundo venga aquí de visita.” En este domingo, el misterio de su muerte y resurrección es nuestra salvación. Recordando esta entrada salvífica seguimos a Jesús por las calles de la ciudad en un estallido de “hosanna”.