La arquitecta Giovanna Franco Repellini, afincada en Venecia, trabaja como freelance en Milán en su estudio privado: GFR Architettura. De una peregrinación a Tierra Santa surgió para ella un encuentro particular: el de la historia del arquitecto Antonio Barluzzi. Ha compaginado su profesión con la de escritora y publicista, hasta el punto de que en 2013 escribió una obra entera dedicada a quien ella define como el arquitecto de Tierra Santa. A través de sus palabras descubriremos los rasgos personales de Barluzzi a través de la construcción de las basílicas, especialmente las del Tabor y Getsemaní. GIOVANNA FRANCO REPELLINI Estudio Arquitectura GFR - Milán Durante la peregrinación descubrí que el arquitecto siempre era Antonio Barluzzi y por eso tenía mucha curiosidad por saber quién era, porque en Italia era completamente desconocido. La arquitecta Repellini descubrió, gracias a una investigación de campo, una serie de cartas y dibujos que pertenecieron a Barluzzi. No sólo iglesias: edificios, calles. Un hombre extremadamente aventurero, enérgico y a veces extravagante - así lo describe la arquitecta - "ver el hospital italiano en Jerusalén es fascinante. Por un lado - continúa - está construida la mitad de Florencia y por el otro un majestuoso edificio soviético". GIOVANNA FRANCO REPELLINI Estudio Arquitectura GFR - Milán Después de la guerra va a Jerusalén y allí recibe el encargo tanto del Tabor como de Getsemaní. En el Tabor, Barluzzi pone a disposición todos sus conocimientos: hace 100 años la carretera ni siquiera existía. Las piedras utilizadas para la construcción de la basílica procedían directamente de la cima de la montaña. La mano de obra, así como artesanos, constructores, carpinteros y artistas, fue traída de Italia. Pero Barluzzi también hizo algo más: prácticamente creó un taller donde enseñó a los trabajadores árabes locales los conocimientos necesarios para la construcción de la iglesia. GIOVANNA FRANCO REPELLINI Estudio Arquitectura GFR - Milán El deseo de Barluzzi era representar el misterio divino con la arquitectura, mostrando lo que había detrás. Es básicamente un simbolista y formó parte de la cultura simbolista que luego se extendió a Europa en la primera mitad del siglo XX. La iglesia debe ser visualmente representativa del Símbolo. Y esto ya es algo que lo hace especial y diferente a los demás. No es sólo alguien que crea un estilo que estaba de moda en su época, sino que es alguien que intenta representar el acontecimiento sagrado. De hecho, el Tabor tiene una fachada tripartita, que representa las tres tiendas, las que Pedro quiso hacer cuando habló asombrado del acontecimiento de la Transfiguración. El otro elemento simbólico encontrado es la Luz que simboliza el Paraíso, la ascensión a veces mezclada con la sombra, que significa dolor, concentración. GIOVANNA FRANCO REPELLINI Estudio Arquitectura GFR - Milán En todas las iglesias juega mucho con la luz y tanto es así que inicialmente se pensó que el techo del Tabor fuera de cristal. Barluzzi también realizó maquetas de sus proyectos y, en ocasiones, fotografió sus obras. Profesional escrupuloso, escribió mucho sobre sus proyectos, incluso los nombres de los artesanos, artistas y constructores. De Roma trae a Rodolfo Villani para hacer el cartón de todos los ángeles y a Monticelli como mosaiquista. GIOVANNA FRANCO REPELLINI Estudio Arquitectura GFR - Milán Luego está la ventana de cristal al final, que me gusta especialmente. Comenzó a trabajar con una empresa en Roma llamada Cesari Picchiarini: la misma que hizo el vidrio para Getsemaní pero también el sorprendente vitral de la flagelación, diseñado por Giulio Cambellotti, quizás uno de los artistas italianos más importantes. En el siguiente vídeo: con la arquitecta Repellini recordaremos el otro santuario construido al mismo tiempo que el Tabor: Getsemaní, el lugar santo donde Cristo oró al Padre, unas horas antes de su pasión.