Conferencia Episcopal Latina de la Región Árabe (CELRA) y Patriarcado Latino de Jerusalén Fr. LUCA DI PASQUALE, ofm Provincia Seráfica de San Francisco – Asís (Italia) Si retrocediéramos 2.000 años en el tiempo y viniéramos aquí a Tierra Santa encontraríamos a José, un hombre sencillo, un trabajador con las manos sucias, un hombre que sabe escuchar la Palabra de Dios y los hechos que lo rodean. Y Dios elige a este mismo hombre para crear una historia de salvación. Dios sabe que en este hombre puede encontrar la posibilidad de tener espacio en su vida, porque es un hombre capaz de acoger. Acoger no es otra cosa que hacer espacio a Dios, que podría haber elegido a personas más merecedoras y más dignas. Sin embargo, elige al propio José. Y de él una misión importante: la de llevar consigo a María y a Jesús es hermosa. En el texto original se utiliza el verbo griego “paralamban”, que significa llevar consigo mismo a la intimidad. Por eso a José se le da la oportunidad de tomar bajo su custodia a María, una mujer que queda embarazada sin saber cómo, a Jesús, un hijo que no es suyo y al mismo tiempo se le pide que lleve consigo a la familia para llegar hasta Egipto en una situación difícil. He aquí las condiciones que permiten a José crear esta historia de salvación con Dios. A pesar de su fragilidad. José también nos muestra exactamente esto: a pesar de los hechos que nos rodean. Este año viviremos una Navidad diferente. La Navidad no está hecha de luces, de alegría, sino de sufrimiento. No es el contexto lo que dice que Jesús es Dios y puede o no nacer. No es el contexto lo que impide que Dios escriba esta salvación, sino que depende de nosotros aceptarla o rechazarla. Por eso elegimos seguir a José por el camino de la hospitalidad. P. GABRIEL ROMANELLI Párroco de Gaza La comunidad de Gaza, toda la comunidad cristiana, así como toda la población civil de Gaza, es decir, la mayoría de la población, sufre mucho porque la guerra no es algo fácil. Todos sienten los bombardeos y las víctimas están en todas partes, también en el seno de la comunidad cristiana. Intentamos crear un oasis, que sea un oasis donde Jesús esté protegido, como lo protegieron José y María cuando huyeron de Belén a Egipto y pasaron por Gaza. Proteger la presencia de Jesús en la Eucaristía, proteger la presencia de la Trinidad en las almas de los bautizados y luego orar por todos y dar testimonio de nuestra caridad hacia todos, la mayoría es musulmana y por eso vivimos entre ellos, hacemos muchas actividades. La situación es muy grave: nos dicen que con Jesús nos sentimos más seguros y la providencia nos ayudará. Comienzan el día a las 8 con misa -aunque por la noche a veces duermen media hora o una hora- y luego rezan el rosario a la Virgen durante todo el día y hacen la Adoración cuando pueden. Y luego se celebra la misa de la tarde. Orar, orar, pedir que oren por ellos, porque no es fácil estar todos juntos, convertirse en refugiado. Rezan, piden oraciones y piden que todos los que tienen una palabra lo hagan por la paz, por un alto el fuego, por el fin de esta guerra. Rezan por el bien de todos.