La espera es alegría - Vivir el Adviento con los Padres de la Iglesia
2023-12-05 09:36:20
Lugar: Gruta de Santa Isabel
Fr. ULISE ZARZA, ofm
Queridos hermanos y hermanas.
Que el Señor os dé su paz.
Aquí estamos viviendo este tiempo fuerte, el Tiempo Santo de Adviento, en el que estamos esperando al Señor. De esta espera surge la esperanza, la confianza en su venida y sobre todo la alegría. Pero, ¿por qué? Porque vamos hacia el Señor pero Él también viene hacia nosotros. Así que en esta ocasión utilizaremos un sermón atribuido a Hilario, obispo de Poitiers, obispo en el siglo IV, quien pronunció esta homilía para explicar cómo debemos esperar al Señor en este tiempo.
Para Hilario es importante hacerse esta pregunta: ¿A quién espero? ¿A quién estoy esperando? Porque si esperamos al Señor no seremos confundidos en nuestra espera, porque el Señor que viene no defrauda. Y recurriendo luego a la imagen del tesoro remitida al Señor, el obispo de Poitiers se pregunta: "¿Dónde está mi tesoro?". Y por eso exhorta a sus fieles diciendo esto: “Dejad, pues, que vuestro corazón siga sus tesoros. Pon tus pensamientos en alto y deja que tu expectativa esté suspendida en Dios."
Por eso debemos esperar al Señor, mantener nuestro corazón suspendido en Dios, esperando al Señor que viene.
Según Hilario, el Señor es el esperado por el pueblo y leyendo el Antiguo Testamento dice que nuestros padres, los profetas, los padres antiguos no quedaron decepcionados en su expectativa porque el Señor vino, se encarnó y reconocieron en la humildad de la carne de nuestra humanidad.
Hilario sostiene que la Iglesia también esperó el primer Advenimiento del Señor con todos los justos del Antiguo Testamento y de la misma manera, aún hoy, espera la segunda venida del Señor en gloria, por lo tanto esta venida del Nuevo Pacto.
Para Hilario, el Señor es el esperado por el pueblo, de hecho todos los justos del Antiguo Testamento, los profetas lo esperaban y no quedaron decepcionados en su espera. En efecto, el Señor vino: La primera vez se encarnó y se reconoció en la humildad de la carne. Así, el obispo de Poiters sostiene también que la Iglesia esperó la primera venida del Señor con los justos del Antiguo Testamento y de la misma manera, también hoy, la Iglesia espera la segunda venida del Señor en gloria.
Y, continúa San Hilario: “Así como estaba segura de haber pagado el precio de la redención con la primera, así ahora la Iglesia tiene la certeza de que la segunda le traerá el fruto de la remuneración. Suspendida por esta expectativa y por esta esperanza por encima de las cosas terrenas, la Iglesia aspira con alegría igual al ardor a los bienes eternos".
Por eso la Iglesia aspira, espera ansiosamente esta venida del Señor Jesús en gloria y tiene la certeza de que no quedará decepcionada de esta esperanza, como los antiguos padres no se decepcionaron cuando el Señor vino por primera vez. Del mismo modo, también el cristiano individual, es decir, cada uno de nosotros, está llamado a fijar la mirada en el Señor que viene. Y en este punto Hilario nos invita a nutrir nuestra oración con algunos pasajes del Antiguo Testamento que él mismo se encarga de citar.
Y hablando consigo mismo se consuela con estas palabras: "Mi verdad es el Señor. Mi alma ha dicho: Por eso esperaré en él. Bueno es el Señor con los que en él esperan. Para el alma que lo busca es bueno esperar en silencio la salvación de Dios. Señor, mi alma, en verdad, desfallece esperando tu salvación, pero reboso de esperanza en tu Palabra".
Son todos pasajes del Antiguo Testamento que Hilario utiliza para alimentar su oración en este Tiempo Santo de Adviento, tiempo en el que estamos llamados a esperar al Señor. Esta espera de la Iglesia puede ser ciertamente larga, pero no disminuye la confianza en la venida del Señor. En efecto, Hilario continúa diciendo: "La Iglesia, aunque cansada de ver retrasado el cumplimiento de su deseo, permanece en plena confianza, a causa de la promesa. Esperando en Dios y aun rebosando de esperanza”.
Pero ¿cuál es ese tiempo oportuno en que vendrá el Señor? San Hilario responde diciendo: "Aquel en el que se completará el número de nuestros hermanos, aquel en el que se agotará el tiempo de misericordia concedido para la penitencia".
Queridos hermanos, queridas hermanas, Hilario nos ayuda en este momento a vivir intensamente este tiempo de Adviento con la confianza de que el Señor ciertamente vendrá. Con esperanza y sobre todo con alegría, porque vamos al encuentro del Señor que nos ama, del Señor que nos espera, del Señor que viene a nuestro encuentro. Por eso, junto con la Iglesia, digamos y esperemos al Señor y digamos todos juntos: “Maranatha, ven, Señor Jesús”.
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